Cada actividad que se incorpora en la vida cotidiana requiere aprendizaje, práctica y acompañamiento. La lactancia no es la excepción. Aunque la experiencia involucra de forma directa a la mamá y su cuerpo, no debe ser entendida como una responsabilidad individual. En este sentido, el acompañamiento del entorno que la rodea es fundamental para que la lactancia se desarrolle de forma cómoda y en un ambiente seguro.
Antes del parto, es normal que la mamá tenga inseguridades y dudas. La médica o al médico de cabecera, la obstétrica, la puericultora y el resto del equipo de salud que acompaña el embarazo, el parto y el posparto están capacitados para responder todas las inquietudes acerca de la lactancia. El asesoramiento profesional oportuno puede prevenir dificultades, evitar la desinformación y brindar seguridad para la mamá y el bebé.
En el hogar, es importante contar con un espacio tranquilo y pensado para el momento de la lactancia. Alimentar al bebé debe ser una experiencia placentera, y para ello es necesario ser paciente y disponer de intimidad. Asimismo, cuando la mamá necesite extraer leche para una toma posterior, también debe poder hacerlo en un espacio cómodo y sin intromisiones.
El apoyo también se puede expresar desde un lugar más simbólico. Una mirada respetuosa, una palabra de aliento, una actitud comprensiva por parte del colectivo social son fundamentales para que la mamá se sienta segura, fuerte, y pueda brindarle al bebé el alimento más saludable que tiene a disposición: la leche materna.
La lactancia no puede ni debe recaer sobre una persona únicamente. Son prácticas que convocan, de diferentes maneras, a todo el entorno afectivo. Ese acompañamiento a la mamá y al bebé puede adoptar múltiples formas. Puede manifestarse a través de gestos concretos, como preparar una comida o cuidar a las otras niñas y niños del hogar.
Cada familia es distinta, con dinámicas y conformaciones diversas. Sin embargo, todas las personas que la integran cumplen un rol clave en el bienestar de la mamá y el bebé. Su entorno más íntimo puede garantizar momentos de tranquilidad y descanso. La colaboración en las tareas cotidianas o el cuidado del entorno van a permitirle a la mamá recuperar energías, y también poder disfrutar el momento de amamantar.
Para favorecer el vínculo, se aconseja que los primeros días y semanas la alimentación del bebé esté a cargo de la persona que amamanta. Si la mamá debe ausentarse, la situación convoca a que, a través de la leche extraída, el padre, las abuelas y abuelos, u otro familiar o persona cercana pueda participar de la alimentación. A medida que el bebé crezca, estas personas se irán involucrando de forma más activa. A partir de los seis meses, por ejemplo, pueden ocuparse de la alimentación complementaria del bebé.
Además, cuando las personas cercanas se quedan a cargo del recién nacido, están fortaleciendo su propio vínculo con el bebé. Lejos de ser secundarias, bañar al bebé, cambiarle los pañales o hacerlo dormir son tareas esenciales para sostener la lactancia y cuidar la salud emocional de la familia.
Hay situaciones en las que la contención familiar no resulta suficiente para la mujer que está embarazada o en etapa de lactancia. Cuando el proceso de convertirse en madre se vuelve demasiado angustiante, con sentimientos de vulnerabilidad continuos o la sensación de soledad, existen grupos de acompañamiento para personas lactantes.
En Argentina, es muy reconocida La Liga de la Leche, una asociación integrada por personas con experiencia, que brinda orientación, contención y escucha, y tiene presencia en distintas regiones del país.
También es posible encontrar grupos locales coordinados por vecinas, referentes comunitarias o promotoras de salud. Sin reemplazar el rol del sistema sanitario, ofrecen un espacio valioso para compartir dudas, emociones y vivencias. Para la mamá, sentirse acompañada y validada hace una diferencia sustancial en el proceso de lactancia.
Durante los controles obstétricos, es deseable que la futura mamá converse sobre lactancia con la médica o el médico especialista. Conocer las expectativas sobre la maternidad o evaluar el estado de las mamas, permite a los profesionales ofrecer recomendaciones personalizadas.
Es aconsejable que la mamá haga una consulta prenatal con una puericultora, quien puede orientar con información confiable y actualizada sobre lactancia, desde su inicio hasta el destete. La tarea de la puericultora es acompañar de forma respetuosa el desarrollo del bebé teniendo en cuenta aspectos físicos, ambientales, vinculares y emocionales. Este tipo de respaldo es fundamental para construir con confianza una experiencia de lactancia satisfactoria.
En tiempos donde circula abundante información en internet y redes sociales, es importante verificar las fuentes. Muchos contenidos son compartidos por personas sin formación profesional ni respaldo científico. Incluso familiares o personas de confianza pueden compartir información errónea sin mala intención. Esto puede generar dudas, ansiedad o incluso poner en riesgo la salud.
Desde cualquier punto del país es posible realizar consultas a la línea telefónica del Ministerio de Salud de la Nación. Este servicio es anónimo, gratuito y confidencial, y ofrece atención profesional: 0800-222-1002, Opción #7 (Lactancia).
Otros sitios avalados por equipos médicos donde se recomienda consultar información son:
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