El uso de anticonceptivos va más allá de la regulación de la natalidad. Además de poder elegir si convertirnos en madres o padres, estos métodos nos permiten ejercer libremente nuestra sexualidad.
Si bien su objetivo principal es reducir y evitar las posibilidades de embarazo, algunos métodos como el preservativo también nos protegen de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Sin embargo, se debe considerar cada situación particular. Encontrar la forma de anticoncepción más adecuada a nuestras necesidades no solo tienen que ver con preferencias y costumbres, también con las condiciones de salud y de bienestar.
Cada método anticonceptivo tiene sus características particulares, diferenciándose por ejemplo en su modo de uso. A su vez, ninguno puede considerarse mejor que otro. Tanto a para elegir como para cambiar, es importante que tengamos en cuenta las ventajas como las desventajas de cada método.
También es importante tener en cuenta que ningún anticonceptivo es 100 % seguro. Sin embargo, su uso correcto minimiza la posibilidad de un embarazo no deseado. Algunos métodos pueden ser combinados, permitiéndonos llevar una vida sexual sin preocupaciones ni sobresaltos.
El preservativo masculino, el preservativo femenino y el diafragma son métodos que anteponen un mecanismo físico para evitar la unión entre los espermatozoides y el óvulo. Resultan muy eficientes siempre que su uso se haga de un modo correcto en cada acto.
Los anticonceptivos de barrera son los únicos métodos que, además, previenen las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH/SIDA. Cuando utilizamos el preservativo combinado con otro método de prevención de embarazos, estamos obteniendo lo que se denomina “una doble protección”.
Los métodos hormonales impiden la concepción mediante acciones sobre la zona donde se comunican las hormonas que llevan a cabo el desarrollo sexual y la reproducción. También puede ser por acción local, inhibiendo el ascenso de espermatozoides.
Los anticonceptivos hormonales pueden administrarse de forma oral, a través de inyección, de la piel (dérmicos y subdérmicos), vaginal o intrauterinos (DIU, SIU).
La ligadura de las trompas de falopio y la vasectomía son intervenciones efectivas y recomendadas para personas que no desean tener hijos, o no quieren volver a tenerlos. Son métodos anticonceptivos permanentes que se realizan mediante pequeñas intervenciones quirúrgicas.
No hay ninguna condición médica que imposibilite a mujeres y varones esta elección, aunque hay condiciones y circunstancias que requieren precauciones. A su vez, no tienen efectos secundarios a largo plazo.
Antes de llevar a cabo la intervención, la persona tiene que conocer las características del procedimiento, sus posibilidades de reversión, su tasa de efectividad, implicancias a la salud y riesgos. La información es importante antes de brindar nuestro consentimiento.
Son las cremas, jaleas, tabletas y óvulos que actúan como espermicidas. La esponja, por ejemplo, contiene químicos que actúan impidiendo la movilización de los espermatozoides.
El calendario, la temperatura basal, la observación del moco cervical y el sintotérmico son métodos de anticoncepción natural. Requieren exactitud en el conocimiento del ciclo menstrual, y la identificación exacta de los días fértiles. Hay que tener en cuenta que un error de cálculo o medición puede habilitar la gestación. También exigen períodos en los que no se puede practicar el coito vaginal.
La eficacia anticonceptiva del método puede variar de una persona a otra de forma considerable. En este sentido, informarnos nos va a permitir hacer la mejor elección. Además, la eficacia del método depende del uso correcto y consciente del anticonceptivo.
Es importante conocer todos los riesgos, beneficios y posibles efectos secundarios del método elegido. Aunque no sea algo que nos preocupe en estos momentos, la posibilidad de retorno a la fertilidad es un punto a considerar para aquellas personas que desean ser madres o padres en algún momento.
Cada persona debe decidir sobre el método anticonceptivo que desea utilizar.
Cada persona debe decidir sobre el método anticonceptivo que desea utilizar. La información y el acompañamiento de nuestro médico garantizan que la elección no vaya a poner en riesgos la salud.
Fuente
Ministerio de Salud de la Nación
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