El cáncer de mama es la principal causa de muerte oncológica en mujeres a nivel mundial. Esta enfermedad se origina cuando las células de la glándula mamaria comienzan a multiplicarse de manera anormal y forman un tumor maligno. Con el tiempo, el tumor puede expandirse a los tejidos cercanos, a los ganglios linfáticos y, en casos más avanzados, a otros órganos.
Algunos tipos de cáncer de mama pueden manifestarse con cambios visibles o palpables en la estructura de la mama, como la aparición de un bulto, retracciones del pezón o alteraciones en la piel (enrojecimiento, fruncimiento o aspecto de “piel de naranja”). También pueden presentarse secreciones anormales que, en algunos casos, incluyen sangre.
En muchos casos, el crecimiento anormal de las células (neoplasia) solo se detecta mediante estudios como mamografías o ecografías. A su vez, es importante tener en cuenta que no todos los nódulos palpables son malignos.
Ante cualquier cambio o hallazgo en las mamas, se recomienda realizar a la brevedad una consulta médica.
Existen medidas que ayudan a reducir la probabilidad de desarrollar cáncer de mama. Entre ellas, mantener un peso corporal adecuado, seguir una alimentación saludable basada en frutas y verduras, realizar actividad física de manera regular y evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
La mamografía es la herramienta más eficaz para detectar lesiones en etapas iniciales de la enfermedad. Un diagnóstico temprano no solo incrementa las probabilidades de cura, sino que también permite aplicar tratamientos menos invasivos.
En este sentido, es fundamental conversar con profesionales de la salud para definir la edad de inicio de los estudios, su frecuencia y los métodos más adecuados según cada caso. El riesgo de desarrollar cáncer de mama no es igual para todas las mujeres, por lo que el asesoramiento personalizado resulta esencial.
En la sociedad persisten diversos mitos que pueden generar confusión o retrasar los controles médicos. El tamaño de las mamas o el uso de corpiños con aro, por ejemplo, no influyen en el riesgo a desarrollar la enfermedad.
Del mismo modo, no existe evidencia científica que relacione el uso de anticonceptivos orales o el consumo de pollo con crecimiento acelerado con la aparición de tumores mamarios.
Otro de los mitos más frecuentes es creer que la ausencia de antecedentes familiares elimina el riesgo. En realidad, más del 80 % de las personas diagnosticadas no tienen madres, abuelas o hermanas que hayan padecido la enfermedad.
Si bien el riesgo aumenta con la edad —más del 70% de los casos se diagnostican en mujeres mayores de 50 años—, el cáncer de mama puede presentarse en cualquier etapa de la vida.
Fuentes
Te invitamos a informarte más sobre este tema en las siguientes notas: Cáncer de mama: ¿ya hiciste tu chequeo anual? y Recomendaciones para prevenir el cáncer. También podés conocer más sobre los Mitos y verdades sobe el cáncer de mama.