Una buena hidratación resulta fundamental para el funcionamiento corporal. La misma requiere de un balance entre la ingesta de agua y la pérdida de líquido que se produce de manera constante a través de la transpiración y la respiración. También nos deshidratamos cada vez que vamos al baño, tanto con la orina como durante la deposición. El agua dentro de nuestro organismo regula la temperatura corporal y favorece la eliminación de toxinas.
Durante las épocas de calor, esta pérdida se produce de manera más ligera, por lo que es necesario aumentar su consumo y no postergar la necesidad de saciar la sed. La actividad física también exige una mayor hidratación, al igual que si levantamos fiebre, estamos con vómitos, diarrea, o sufrimos quemaduras. El consumo de alcohol tiene un efecto diurético que también produce deshidratación.
Si bien hay quienes recomiendan cantidades específicas de líquido, todo va a depender del tamaño de las personas. La necesidad exacta de lo que cada persona requiere se calcula multiplicando el peso corporal en kilogramos por el índice 0,035. La resultante de esta ecuación nos permitirá saber la cantidad de litros de agua por día que debemos consumir.
Los médicos sugieren ingerir agua en pequeñas cantidades pero de forma continua para hidratarse mejor. Siempre es mejor que el líquido esté a temperatura ambiente. También es importante señalar que el agua pura brinda sensación de saciedad sin incorporar calorías. Las gaseosas y bebidas con agregados de azúcar y otros aditivos no son buenos para mantener una buena hidratación.
Se puede mejorar el sabor del agua de manera natural, con jugos de frutas y vegetales que aporten gustos y aromas a la bebida. Estos alimentos también ayudan a la buena hidratación ya que su composición es rica en agua.
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