Ejercicio físico en nuestro día a día

Si bien las obligaciones labores suelen obligarnos a almorzar ligero y sin prestar demasiada atención a la dieta, es un momento del día que podemos considerar para el beneficio de nuestra salud. No solo un equilibrio en la alimentación puede impactar de manera positiva. Además de una buena digestión, un ejercicio físico moderado posterior colabora a mejorar el funcionamiento de nuestro organismo.

Caminar después de almorzar es un momento ideal para reducir los niveles de azúcar en sangre. Hasta una hora y media después de comer, podemos evitar que alcancemos picos altos de azúcar. De esta manera, reducimos el riesgo de padecer problemas cardiovasculares y enfermedades como la diabetes 2.

Un paseo de entre dos y cinco minutos, a ritmo moderado, reduce los niveles de azúcar en nuestro cuerpo. Por el contrario, una actitud sedentaria va a estar colaborando con el deterioro cardiovascular.

¿Y si podemos acelerar el paso?

Según un estudio de la prestigiosa revista médica JAMA Oncology, hacer ejercicio física de forma vigorosa puede asociarse a una menor posibilidad de contraer cáncer. La misma puede llevarse a cabo de manera intermitente y en períodos cortos de uno o dos minutos.

En este sentido, correr el colectivo o subir las escaleras a paso ligero pueden resultar intervenciones prometedoras a quienes nos resulta difícil realizar ejercicios en forma regular y sostenida en el tiempo. También podemos confirmar la premisa: cualquier actividad física siempre es mejor que ningún ejercicio.

El estudio mencionado reveló que realizar algo menos de cuatro minutos al día de actividad vigorosa, distribuida en tandas de un minuto, en general reduce un 17 por ciento el riesgo de padecer cáncer.

Siempre es prudente consultar previamente con nuestro médico de referencia. En este caso, el planteo se refiere a una actividad de alta intensidad para la cual necesitamos estar aptos.

En colaboración con el Equipo de Epidemiología de OSDOP

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