
Diciembre suele ser un mes marcado por encuentros, celebraciones y despedidas del año. Reuniones familiares, compromisos sociales y mesas abundantes hacen que cuidar la alimentación resulte un desafío, incluso antes de las fiestas. En muchos casos, el consumo calórico termina superando las necesidades reales del organismo.
Mantener una alimentación saludable en este contexto no implica renunciar a los momentos de disfrute ni a las tradiciones culinarias. Con una planificación adecuada y la convicción de que la alimentación es uno de los pilares del bienestar, flexibilizar algunos hábitos no debería convertirse en el abandono de dietas y cuidados sostenidos a lo largo del año.
Uno de los errores más frecuentes es saltarse comidas antes de un evento. La idea de “compensar” la alimentación más tarde suele generar un aumento excesivo del hambre y predispone a un consumo desmedido durante la celebración. Para evitar el atracón es importante realizar comidas más livianas a lo largo del día, priorizando alimentos que aporten nutrientes esenciales. Las frutas y los frutos secos, en porciones adecuadas, son opciones prácticas que brindan saciedad y energía sin sobrecargar el organismo de calorías.
Durante las celebraciones, disfrutar no pasa solamente por comer en abundancia sino por tener un registro consciente que permita conectar con el momento y apreciar el sabor de los alimentos. Comer despacio, masticar bien y prestar atención a cada bocado también ayuda al cerebro a registrar a tiempo la sensación de saciedad. Este hábito sencillo reduce la posibilidad de comer de manera impulsiva y favorece un vínculo más consciente con la comida.
La idea no es prohibir comidas ricas y típicas de las fiestas sino elegir los platos con mejor calidad nutricional y consumirlos con moderación. En este sentido, es importante prestar atención a nutrientes críticos como el azúcar, el sodio y las grasas saturadas o trans. Los productos utltraprocesados —como turrones, dulces, snacks y otros alimentos con alto contenido de aditivos— aportan muchas calorías y poca nutrición. Leer el etiquetado frontal y optar, cuando es posible, por alternativas más saludables, como frutos secos sin agregados o chocolate con alto porcentaje de cacao, permite disfrutar opciones ricas sin descuidar la salud.
Incorporar platos a base de verduras y frutas de estación aporta frescura, sabor e hidratación, especialmente en contextos de altas temperaturas. Asimismo, reemplazar la sal por hierbas y especies permite realzar sabores y ampliar la experiencia del paladar sin afectar la salud cardiovascular.
Las bebidas alcohólicas suman calorías y tienden a desinhibir, favoreciendo un mayor consumo de alimentos. Alternar su ingesta con agua ayuda a moderar la cantidad y contribuye a una adecuada hidratación.
La planificación de los platos y la elección responsable de los productos también resultan claves para evitar tentaciones y mantener un menú equilibrado. Si bien la mesa navideña y la del 31 de diciembre suelen presentar variedad y abundancia de opciones, es recomendable observar todos los platos para luego seleccionar qué comer. De esta manera, se pueden evitar atracones y malestares posteriores a las fiestas.
En Argentina, las fiestas coinciden con días de calor intenso, lo que exige cuidados adicionales para prevenir enfermedades transmitidas por los alimentos. Durante la preparación, es fundamental mantener la higiene y manipular por separado los alimentos crudos y los cocidos.
También es importante conocer el origen de los productos y repasar su fecha de vencimiento al momento de consumirlos.
Los alimentos perecederos deben conservarse siempre en frío y descongelarse dentro de la heladera, nunca a temperatura ambiente. Aquellos preparados con rellenos, cremas o aderezos deben permanecer refrigerados hasta el momento de servir.
Una vez finalizada la celebración, la comida que sobra debe guardarse en frío y consumirse dentro de las 48 horas. Si los alimentos estuvieron expuestos a temperatura ambiente por más de dos horas, se recomienda descartarlos.
Aunque durante las celebraciones la rutina cambie, sostener algún nivel de ejercicio físico ayuda a mantener el metabolismo activo y contribuye al bienestar general.
A su vez, es importante que la persona no se sienta obligada a probar platos ni presionada a comer o beber en exceso. Elegir qué, cuándo y cuánto consumir, así como aprender a decir “no, gracias” de manera amable, permite disfrutar plenamente de los encuentros sin ceder a la presión social ni descuidar la salud.
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