A lo largo del día, nuestro organismo va perdiendo el agua que constituye en gran parte nuestro cuerpo. En época de altas temperaturas como el verano, y de actividad menos habitual como las vacaciones, la necesidad de hidratación es mayor y requiere más constancia.
Durante la hidratación, el cuerpo equilibra los líquidos que estamos consumiendo. La sudoración, por ejemplo, es uno de los procesos que provoca la pérdida de agua.
Entre los beneficios de una buena hidratación se encuentra la mejora en el rendimiento físico y mental, nada menos. La ingesta adecuada de agua nos permite mantener tanto los niveles de energía como la capacidad de concentración.
Además, regula la temperatura corporal mediante la transpiración. En el interior de nuestro organismo, el agua se utiliza para transportar nutrientes y oxígeno a las células del cuerpo. También ayuda a triturar y trasladar los alimentos por el tracto gastrointestinal. Esto no solo ayuda a una buena digestión, también retira las sustancias desechables por nuestro organismo.
Por su parte, una piel hidratada se mantiene elástica y puede prevenir arrugas. También mejora la salud de la piel, evitando otras afecciones.
El agua es uno de los seis nutrientes esenciales para la vida. Como generalidad, se nos aconseja tomar por lo menos dos litros de agua por día. Esto equivale entre seis y ocho vasos para mantenernos bien hidratadas. Sin embargo, el tamaño de la persona y la actividad que estemos realizando puede incrementar esta necesidad de agua. A través de una fórmula matemática, podemos calcular la cantidad exacta de líquido que nuestro cuerpo necesita.
Además de agua segura, otra fuente de hidratación son las bebidas cuyo principal componente es agua, ya sean naturales o isotónicas. Mantener la ingesta de agua como hábito es importante también durante la actividad física y la exposición al calor.
También alimentos como las frutas, las verduras de hoja y las hortalizas aportan a nuestra hidratación. El consumo regular en ensaladas, o en colaciones y postres, nos brindan un alto porcentaje de agua junto a otras vitaminas y nutrientes.
Para mantener los beneficios de una buena hidratación durante la época de mayor calor, debemos aumentar el consumo de líquidos. Es importante no esperar a tener sed o la boca seca para tomar agua. Llevar en la cartera, la mochila o el bolso una botella para hidratarnos con regularidad.
Un buen hábito es tomar un vaso de agua al levantarse, otro durante cada comida, y otra antes de acostarnos. Nuestro cuerpo necesita hidratarse para funcionar correctamente a lo largo de todo el día.
Antes, durante y después de cualquier actividad física, es importante tomar líquido para compensar la pérdida de agua y energía.
En el caso de las niñas, niños y personas mayores, debemos asegurarnos que se hidraten con frecuencia para que también puedan mantenerse saludables.
Fuente: Cruz Roja Argentina.