El agua es un nutriente esencial para la vida. A su vez, es el componente que más abunda en nuestro cuerpo. Por eso, la salud del organismo depende del consumo de agua segura, ya que participa, prácticamente, de todos los procesos fisiológicos de nuestro cuerpo.
La cantidad de agua presente en nuestro organismo depende de muchos factores. Estos varían no solo en función de cada persona, sino también de la cronología y estados fisiopatológicos (por qué se producen las enfermedades).
La edad, el sexo, la raza, el volumen corporal, la temperatura y nuestro metabolismo influyen en la cantidad de agua de la que disponemos. También en su distribución en el organismo.
Esa necesidad de agua segura puede variar por nuestro estado de salud, las actividades físicas que realicemos, o inclusive si estamos ingiriendo medicaciones o llevando a cabo algún tipo de dieta.
Determinadas circunstancias, nos exigen consumir más cantidad para que se compensen los incrementos en su eliminación. En verano, por ejemplo, necesitamos hidratarnos de forma más frecuente. También cuando sufrimos alteraciones en la salud con síntomas como fiebre, vómitos y diarrea.
Llamamos agua segura a aquella que por su condición y tratamiento no presenta gérmenes ni sustancias tóxicas. Su uso no afecta a nuestra salud, además de ayudarnos a prevenir enfermedades diarreicas y el síndrome urémico hemolítico.
Resulta importante que el agua que consumimos al beber o cocinar cumpla con estas condiciones. También si vamos a utilizarla para hacer hielo o tomar mate, té u otras infusiones. Al lavar los alimentos o nuestros dientes, resulta fundamental contar con agua segura para evitar ingerir determinadas bacterias.
Si bien no todos y todas contamos con agua corriente, potable y suministrada por una red, podemos tratar este recurso cuando proviene de otras fuentes. El agua de pozo, aljibes y cisternas, por ejemplo, puede convertirse en agua segura colocando dos gotas de lavandina por litro de agua. Es importante dejarla reposar 30 minutos antes de consumirla.
La contaminación del agua no siempre se nota a simple vista. A veces, tampoco podemos notarlo por el sabor. Por ello, resulta esencial para la prevención de enfermedades llevar a cabo estas precauciones cuando la fuente de agua no tiene garantizada su potabilización.
Asesoría en Epidemiología de OSDOP
Fuentes:
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