En la actualidad, la presencia de microplástico en la tierra, el aire y el agua se ha convertido en una amenaza silenciosa para nuestro bienestar. Si tenemos en cuenta que el plástico es un producto creado por el hombre, nuestro cuerpo no está preparado albergar sus micropartículas.
En su composición, el plástico incluye sustancias químicas capaces de causar cáncer (carcinógenos) y otras neurotóxicas que pueden provocar efectos adversos en el sistema nervioso central. También en el sistema periférico y en los órganos que responsables de captar los sentidos. Los microplásticos también están formados por sustancias que alteran el sistema endocrinológico.
Algunas de estas sustancias químicas dañan nuestros órganos de forma directa, provocando con el tiempo diversas enfermedades. Otras pueden interrumpir procesos biológicos importantes que, a menudo, involucran hormonas.
Los estudios científicos determinan que los plásticos encontrados con mayor frecuencia son el polipropileno y el tereftalato de polietileno (PET). Estos productos son los principales componentes de las botellas de plástico y los envases de leche y jugo.
Sin embargo, los investigadores reconocen la imposibilidad de determinar la procedencia de cada partícula. Se sospecha que los alimentos pueden sufrir contaminación en alguna de sus etapas de procesado o durante el empaquetado.
Desde 1950, los seres humanos hemos producido más de 9 mil millones de toneladas métricas de plástico. Lamentablemente, solo el 9 por ciento de esos residuos se recicla. Mientras un 19 por ciento es incinerado, el 72 por ciento restante se descarta en vertederos y en el medio ambiente.
La descomposición de este producto no es natural, por lo que se disgrega en micropartículas de menos de 0,5 centímetros de largo. La acción del agua, el sol, el viento y hasta los microorganismos colaboran en dicha degradación, siendo afectados los propios ecosistemas, además de dañar su fauna. Así, la cadena llega hasta nosotros, los seres humanos, que ingerimos estos microplásticos que también pueden afectar nuestra salud.
Muchos países han lanzado políticas para reducir el consumo de plásticos y frenar la contaminación. En el Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos se ha prohibido la fabricación de productos de cuidado personal que contengan microesferas (bolas de plástico diminutas con propiedades exfoliantes). En Kenia y Ruanda no se pueden producir, importar, vender ni usar bolsas de plástico.
Costa Rica tiene en marcha una política de prohibición de todos los plásticos de un solo uso. Esta iniciativa fue adoptada por la Unión Europea en los casos de que haya alternativas asequibles como cubiertos, platos y vasos.
Asesoría en Epidemiología de OSDOP
Para acceder a más información sobre salud ambiental ingrese aquí.
Te invitamos a seguirnos por Instagram y Facebook.