En la actualidad, el cuidado del cuerpo y las dietas están de moda en gran parte de la sociedad. Sin embargo, la mayoría de las personas persigue objetivos vinculados a la estética y la imagen por sobre la salud.
Tanto el ejercicio físico como la nutrición son herramientas fundamentales para alcanzar el bienestar, aunque exigen equilibrio e integración. No deben sentirse como castigo ni destacarse por sobre la otra. Un error común, por caso, es seguir una alimentación diseñada exclusivamente para cumplir metas valorables desde la apariencia y/ o el rendimiento físico.
Así como alimentarse solo para potenciar la fuerza o aumentar la masa muscular puede provocar desequilibrios en el metabolismo, adoptar dietas sin complementar con rutinas físicas, muchas veces, provoca pérdida flácida del peso.
Las redes sociales presentan desafíos complejos: la belleza idealizada, la aceptación propia, la exigencia por mostrarse feliz, entre otros. Aparecen personas aconsejando fórmulas para bajar de peso y recomendando ejercicios que pueden poner en riesgo la salud.
Incluso un entrenador deportivo, con sus conocimientos en anatomía, puede diseñar una dieta personalizada sin tener en cuenta el consumo equilibrado de nutrientes.
Estos desequilibrios no solo impactan en el bienestar físico de las personas. Tanto la actividad física como la alimentación inciden en la salud emocional, la concentración, la creatividad y la memoria.
Las dietas hipocalóricas, por ejemplo, pueden resultar efectivas para reducir la cantidad de calorías diarias. Sin embargo, suelen afectar la estabilidad emocional y el estado de ánimo de la persona. En algunos casos, este tipo de dieta puede acompañar el desarrollo de síntomas depresivos.
En este sentido, el diseño de rutinas saludables no solo exige la intervención de un médico clínico y un entrenador. También necesita un plan alimentario hecho por un profesional en nutrición.
Las y los nutricionistas brindan orientación sobre hábitos de alimentación saludables, ayudando a la persona a tomar decisiones informadas sobre dietas y alcanzar sus objetivos de manera saludable, ya sea perder peso, ganar masa muscular o mejorar su rendimiento.
Una dieta bien diseñada también permite controlar enfermedades crónicas como diabetes, trastornos alimenticios o alergias alimentarias, entre otras afecciones. Las y los nutricionistas establecen las pautas para que, a lo largo de la vida, las comidas y colaciones cumplan todas las necesidades nutricionales.
La evaluación que llevan a cabo los especialistas en nutrición contempla desde hábitos alimenticios y estilo de vida, hasta el historial médico de la persona. A través de un seguimiento, el profesional en nutrición evalúa el progreso y puede ajustar el plan de alimentación de acuerdo a los cambios que a la persona se le presenten en su vida.
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