La hepatitis es resultado de la inflamación del hígado. ¿Por qué ocurre? El órgano es lesionado por tóxicos como el alcohol y las drogas, o infecciones por gérmenes (virus, bacterias o parásitos). Esta enfermedad también puede estar favorecida por alteraciones a la inmunidad. Las hepatitis virales pueden proceder de diferentes tipos de virus que se clasifican en A, B, C, D y E.
Los signos y síntomas de la hepatitis se asemejan a los de una gripe: fiebre, dolor abdominal, dolores en los músculos y articulaciones, y orina oscura. Este cuadro puede estar acompañado por pérdida de apetito, nauseas, mucosas, vómitos y color amarillo de piel. Muchas veces, la persona puede cursar la enfermedad sin síntomas, facilitando su contagio.
La hepatitis por virus A (VHA) se transmite al ingerir agua o alimentos contaminados. También por contacto directo con una persona infectada. En el mundo, este tipo resulta la forma más frecuente entre las hepatitis agudas. Sin embargo, rara vez se agrava, y en ningún caso se vuelve crónica. Suele resolverse de manera espontánea. Vale destacar que utiliza el organismo humano como único reservorio. Puede encontrarse tanto en el agua como en alimentos contaminados.
En el caso de la hepatitis por virus B (VHB), puede producir daño en las células hepáticas. El mismo viene seguido por la inflamación del hígado, que puede representar tanto un cuadro agudo como una enfermedad crónica. Se contagia por medio de la sangre, agujas contaminadas y relaciones sexuales.
Más del 80% de la hepatitis por virus C (VHC) se convierte en una enfermedad crónica. Habitualmente, no presenta síntomas y pasa desapercibida para la persona infectada. También es contagiada por medio de la sangre y por compartir agujas contaminadas.
La hepatitis por virus E (VHE) es causada por epidemias que tiene lugar en Asia y África. Su transmisión se produce a través de agua y alimentos contaminados. Se trata de un virus ARN (utiliza ácido ribonucleico), que en personas sanas produce una hepatitis aguda que se resuelve de manera espontánea. Sin embargo, en pacientes inmunodeprimidos puede causar una hepatitis crónica.
Al cursar una mononuclosis infecciosa, la hepatitis puede contagiarse a través de fluidos corporales, especialmente saliva. En este caso, es producida por el virus de Epstein Barr. Por su parte, la hepatitis por citomegalovirus también puede ser transmitida por fluidos corporales.
A través de un examen físico y análisis de laboratorio, el médico puede diagnosticar la hepatitis. Tanto el aumento de las enzimas hepáticas GOAT y GPT como la bilirrubina (responsable de la coloración amarillenta de la piel) pueden indicarnos la presencia de enfermedad. A su vez, la disminución de la albúmina nos puede indicar que el hígado no está funcionando bien.
En general, el tratamiento médico es de apoyo. Descansar, mantenerse bien hidratado y realizar todas aquellas acciones que colaboren que el sistema inmunitario se recupere del virus.
La hepatitis A y B pueden prevenirse mediante la vacunación. En la actualidad, existen vacunas combinadas que nos protegen de ambas enfermedades.
Asesoría en Epidemiología de OSDOP
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