El sarampión es una enfermedad viral muy contagiosa que afecta -sobre todo- a niñas y niños. Puede causar severos problemas de salud como infecciones de oído, ceguera, neumonía, diarrea intensa y encefalitis o inflamación del cerebro. Algunas de estas complicaciones ubican al sarampión entre las principales causas de mortalidad infantil a nivel mundial.
Su transmisión se produce por medio de las gotitas u otras secreciones que espira la persona enferma en el aire. Sin embargo, pueden haber quedado suspendidas o estar depositadas en alguna superficie. El virus del sarampión se mantiene activo hasta dos horas después de haber sido emitido.
La persona enferma puede contagiar desde los cuatro días antes a la aparición de la erupción, que se inicia en el rostro como pequeñas manchas rojas sobre-elevadas. Suele propagarse durante tres días hasta llegar a las manos y los pies. Por lo general, permanece entre cinco y seis días antes de desvanecerse. Es importante tener en cuenta que el sarampión se puede contagiar hasta cuatro días después de la aparición de la erupción.
Los síntomas más frecuentes son fiebre alta, secreciones nasales, tos, ojos llorosos y rojos. Son llamativas pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas acompañadas de una erupción generalizada en todo el cuerpo.
A su vez, es importante diferenciar el sarampión de un cuadro de alergia. Ambos comienzan con un cuadro semejante a un resfrío, con fiebre, tos y secreción nasal. Sin embargo, mientras en las alergias la erupción puede aparecer en cualquier parte, en el sarampión siempre se inicia por la cara y luego se extiende al resto de nuestro cuerpo.
Si bien no existen antivirales específicos, la vacunación es su forma más segura de prevención. Tanto si ya cursamos la enfermedad como a través de la vacuna nuestro organismo consigue la inmunidad. Ante la duda, podemos realizar un test para confirmar la presencia de anticuerpos.
La vacuna contra el sarampión es obligatoria en Argentina. Está incluida dentro del Calendario Nacional de Vacunación, integrando la vacuna Triple Viral junto a las paperas y la rubéola. Se aplica entre los 12 y los 15 meses de edad, y antes del ingreso escolar.
En el caso de los adultos, debemos tener al menos dos dosis de esta vacuna o, eventualmente, una de Triple Viral y una de Doble Viral (sarampión y rubéola).
¿Hay casos en los que se recomiendo no vacunarse? Si estamos embarazadas o dando de amantar debemos evitar la inoculación. En el caso de los bebés debemos esperar hasta que cumplan los seis meses de vida. Tampoco debemos vacunarnos si padecemos alergia grave a alguno de sus componentes, o si somos personas inmunosuprimidas, en tratamiento con alta dosis de corticoides o con inmunosupresores y trasplantados.
Desde el año 2000 nuestro país no presenta casos autóctonos de sarampión. La circulación endémica del virus ha sido erradicada en Argentina gracias a la vacunación. Pero el virus sigue circulando en otros países, por lo que existen riesgos de importación de casos y desarrollo de brotes.
Asesoría en Epidemiología de OSDOP
Te invitamos a leer más notas sobre salud y prevención en nuestro blog BienEstar, accediendo desde este link.
Podés consultar más información sobre sarampión en el Ministerio de Salud de la Nación.