La tripanosomiasis americana, popularmente conocida como Mal de Chagas, es una enfermedad parasitaria tropical. Generalmente transcurre de forma crónica, y es causada por el Trypanosoma cruzi (T. cruzi). La enfermedad de Chagas puede afectar al corazón y al sistema digestivo. En casos muy puntuales, también puede dañar el sistema nervioso.
El insecto que la transmite es la vinchuca (Triatoma infestans), que pica y defeca en el mismo momento. En esas deyecciones se encuentra el parásito, que coloniza las células musculares. En ellas, se reproducen y vuelven a vehiculizarse hacia otros tejidos a través de la sangre.
Aunque también puede ser transmitida de forma vertical sin intervención directa del mosquito. Estos contagios se pueden dar durante la gestación (placentaria), a través de una transfusión de sangre de un donante infectado o por ingestión de bebidas o alimentos contaminados.
Solo tres de cada diez personas infectadas por el T. cruzi, desarrollarán la enfermedad años después. En 21 países de América se considera endémica. Su distribución fue desde el sur de Estados Unidos hasta la Patagonia Argentina.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que cerca de 10 millones de personas se encuentran infectadas. Alrededor de 56 mil nuevos casos se suman cada año.
En Argentina hay 1,6 millones de infectados y 7 millones de personas en riesgo de estarlo. Anualmente, 1300 bebés nacen con la enfermedad. Más del 50% de los pacientes se encuentran distribuidos entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
En América Latina, el Mal de Chagas provoca más pérdida de años de vida ajustados por discapacidad que la malaria y el dengue juntos. Ocupa el cuarto lugar en causas de mortalidad y el octavo en morbilidad entre las enfermedades tropicales desatendidas.
El Mal de Chagas tiene una elevada prevalencia en la población de bajo nivel socioeconómico de las zonas consideradas endémicas. El reservorio natural del parásito está constituido por roedores, murciélagos, monos, marsupiales y armadillos. También pueden encontrarse en animales domésticos como gatos y perros.
La enfermedad de Chagas presenta una etapa aguda, una de transición y una crónica. La primera comienza entre seis y diez días después de la infección. Dura entre cuatro y ocho semanas. En la mayoría de los casos es asintomática. Suele pasar inadvertida ya que el cuadro clínico es leve y semejante a otras enfermedades infecciosas de mayor prevalencia. Entre sus síntomas característicos se encuentra la fiebre, la linfadenopatía (aumento de los ganglios linfáticos), y crecimiento del tamaño del hígado y del bazo.
En algunos casos, se produce un aumento del volumen en el sitio de inoculación. El aspecto edematoso que adquiere es denominado “chagoma”. Si ocurre alrededor del ojo, este aumento es conocido como Signo de Romaña. Aunque sucede rara vez, en niñas y niños de entre uno y cinco años, puede desarrollarse durante la etapa aguda una miocarditis o meningoencefalitis con pronóstico grave o fatal.
Por su parte, la etapa de transición puede transcurrir de manera asintomática o con fiebre y pérdida de apetito. También pueden inflamarse los ganglios junto con el hígado, el bazo y el músculo cardiaco (miocarditis). Esto último se resolverá en dos o tres meses.
En la etapa crónica (20 a 40% de los casos), el Mal de Chagas puede manifestarse con la aparición de miocardiopatía difusa grave. También a través de una dilatación patológica del esófago (megaesófago) o el colon (megacolon).
Eliminar la vinchuca resulta fundamental para contraer el Mal de Chagas. Se sugiere mejorar la calidad de paredes, techos y suelos en las viviendas, manteniendo superficies lisas, sin grietas, que sean fáciles de limpiar. De esta manera, el insecto no tendrá rendijas ni huecos en donde refugiarse. Además, la vivienda y sus enseres deben estar higienizados y limpios. En la actualidad, hay insecticidas que permiten eliminar a la vinchuca.
Por cualquier sospecha de picadura de este insecto, consultar al médico de inmediato. Es importante volver a hacerlo cuantas veces crea conveniente. De ser diagnosticada la enfermedad, seguir todas las indicaciones del médico fielmente. Los controles son fundamentales.
También es importante que todas y todos puedan aprender a identificar a la vinchuca y saber diferenciarla de otros insectos. En caso de presencia del insecto, denunciar ante la autoridad sanitaria correspondiente.
Como herramienta de salud pública se sugiere analizar las donaciones de sangre. De esta manera, descartar la presencia de la enfermedad ayuda a prevenir la transmisión de Chagas a través de transfusiones.
Como se ha descripto, en su fase inicial esta enfermedad puede pasar inadvertida o confundirse con otras patologías. Para prevenir, tratar y curar el Mal de Chagas, es importante detectarlo a tiempo. Un médico no solo puede darnos el diagnóstico correcto, también va a suministrar el tratamiento que puede salvar la vida.
Asesoría de Epidemiología de OSDOP
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