Desde los últimos años del siglo XX, la aceleración en avances tecnológicos propició cambios en varios aspectos de nuestra vida. La irrupción del teléfono celular, por ejemplo, nos ha facilitado muchas tareas, aunque también viene incidiendo en las formas de relacionarnos con los otros, de pensar y reflexionar.
Nuestro organismo también está obligado a readaptarse. Alcanzar el bienestar requiere controlar el uso de los dispositivos digitales, que están modificando nuestro tiempo y forma de dormir. El descanso es fundamental para llevar una vida saludable.
En el mundo, entre un 30 y un 40 % de la población adulta dice tener algún tipo de alteración del sueño. Pero el uso excesivo de tecnología no solo influye de forma directa en la falta de descanso. Dormir poco o mal produce alteraciones en la atención, la concentración y la memoria. A su vez, afecta el humor y la forma de relacionarnos. En algunos casos, aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades como la hipertensión y el exceso de peso, entre otras.
Mejorar la calidad del descanso va a aportar múltiples beneficios a nuestra salud general. Para ello, es importante identificar las causas que lo están alterando. Abordarlas de una forma positiva nos va a allanar el camino hacia el ansiado bienestar.
La higiene del sueño nos propone una serie de hábitos para mejorar la calidad de nuestro descanso. A su vez, en casos en los que se requiere un tratamiento médico, son recomendaciones que se vuelven un gran aporte complementario.
Establecer horarios para irnos a dormir y para levantarnos todos los días. Cumplir esta rutina, que debe contemplar entre 7 y 8 horas de descanso, ayuda a nuestro reloj biológico a mantener un horario habitual de descanso.
Si tenemos dificultades para conciliar el sueño, debemos evitar las siestas largas y el uso de dispositivos digitales antes de acostarnos. Si hacemos actividad física, que sea temprano, lejos de la hora en que nos solemos ir a acostar.
A medida que se acerca el momento de descanso, podemos hacer que el ambiente nos vaya acompañando. Iluminar el hogar con luces cálidas, evitando exponernos a contaminación sonora (tránsito, música fuerte, etc.). Tampoco es hora de café u otra bebida estimulante. No cenar alimentos pesados ni en exceso, y evitar el alcohol ya que afecta la calidad del sueño.
Una buena rutina para ir a la cama puede incluir música suave, leer un libro, meditar o escribir un diario. A su vez, un buen descanso se beneficia también de un espacio oscuro, tranquilo, y con temperatura agradable.
Habituarnos a un buen descanso va a reducir la posibilidad o frecuencia de enfermedades. También va a bajar el riesgo de tener problemas de salud graves.
Un buen dormir no solo disminuye el estrés, también mejora notablemente nuestro estado de ánimo. Nos permite pensar con mayor claridad, aprender, tomar buenas decisiones y desempeñarnos mejor en el trabajo. Además, podremos tener energía para disfrutar de nuestras personas más queridas.
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