El cuidado y la protección de nuestra salud mental no solo requieren de iniciativas que fortalezcan el bienestar y promuevan la prevención. Como sociedad podemos aportar a la atención de las necesidades de las personas que están padeciendo estos trastornos y afecciones.
En la comunidad, muchas veces, hay espacios que brindan contención. Para la persona afectada, suelen resultar más accesibles que la propia asistencia institucional. En lugares que resultan familiares, conocidos o cercanos, las personas suelen estar más predispuestas a recibir atención. Tanto las escuelas, los clubes de barrio y las iglesias, entre otros espacios comunitarios, suenen brindar entornos de confianza y seguridad.
Si bien cada caso es particular y las necesidades de la persona son diferentes, la atención inicial en dichos espacios otorga una base más efectiva para la recuperación de la persona. Los servicios comunitarios pueden involucrar centros y equipos de salud mental, espacios de rehabilitación psicosocial, de apoyo y contención entre pares, y de asistencia para la vida cotidiana.
Además, es importante que estén integrados tanto con los servicios de salud general (hospitales) como con los centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) e Integradores Comunitarios (CIC).
Algunos pequeños cambios en nuestra actitud pueden resultar de gran ayuda a las personas que están padeciendo algún grado de afección en su salud mental. Lo principal es no tener miedo, escuchar y respetar las formas que tienen de expresar sus sentimientos. Siempre es importante no discriminar y llamar a la persona por su nombre, no por la enfermedad que padecen.
Además de acompañar a la persona, debemos prestar apoya a sus familiares y afectos. Estas problemáticas pueden poner también a las personas cercanas en estados de mucha vulnerabilidad.
Los casos favorecidos por el uso problemático de sustancias, no deben abordarse desde una perspectiva criminalizadora de la persona. El consumo de drogas y alcohol son problemáticas de salud, no de justicia.
La depresión, los trastornos de ansiedad y los cambios bruscos en el estado de ánimo son problemáticas cada vez más frecuentes en nuestra sociedad. Si sentimos que estamos transitando alguna de estas alteraciones, no debemos dudar en buscar ayuda. Hablar con un familiar o amigo y estar acompañado es importante.
Acercarnos a un espacio comunitario para ser escuchado por especialistas. Incluso puede ayudarnos compartir nuestros sentimientos con personas que estén o hayan transitando afecciones parecidas. Recuperar el bienestar de nuestra salud mental no es algo que se puede alcanzar estando solos, por eso es importante pedir ayuda profesional y buscar apoyo en nuestro entorno de confianza.