Cuando un médico le da a un paciente una prescripción médica, la misma va acompañada de precisiones tales como la dosis, la frecuencia de la toma, el período de tiempo del tratamiento, etc. En fisiokinesioterapia, las prescripciones genéricas (las famosas diez sesiones) asumen que todos los tratamientos son aplicables a todas las situaciones. Pero no es así. En la actividad física, al igual que los fármacos, también deben tener criterios de elección y “dosificación” por parte del profesional prescriptor.
Para comenzar, es importante diferenciar entre actividad física recreativa y ejercicios terapéuticos. En el primer caso, la persona se adapta a la técnica. Si quiere jugar tenis, por ejemplo, debe incorporar la técnica que le permita llevar a cabo este deporte de manera adecuada.
En el ejercicio terapéutico, por el contrario, la técnica se adapta al paciente, a su lesión, a la función muscular que desea recuperar. En pacientes con lesión o limitación, el ejercicio terapéutico puede significar el puente para alcanzar una actividad –ahora sí- recreativa. Puede interpretarse como una readaptación al mismo.
Además del aspecto recreativo, la actividad física puede mejorar la condición física. Se convierte en un entrenamiento y, como tal, tiene que estar sujeto a reglas que la persona debe seguir para alcanzar su objetivo.
El estímulo al que someto el sistema musculo esquelético durante la actividad física debe ser el adecuado. Para la prescripción, la persona debe considerar varios aspectos: frecuencia, especificidad, progresión, suficiencia (FEPS).
La frecuencia va a depender del tiempo que necesita el organismo para su recuperación. Dependiendo del tipo de ejercicio, el estímulo realizado va a provocar fatiga. La persona va a necesitar intervalos para descansar, ya sea por una actividad de flexibilidad o por una caminata. Si por caso, 24 horas después de una caminata el paciente está en condiciones de repetirla, tal vez para un trote o ejercicios de fuerza intensos requiera de 48 o 72 horas para su recuperación. La persona que no respeto sus tiempos, difícilmente consiga progresividad y mejoría.
En cuanto la especificidad, se refiere al tipo de ejercicio a realizar. El mismo puede ser de fuerza, resistencia, flexibilidad, equilibrio, o una combinación de algunas de estas variantes. Mientras con la progresión se mide cada cuánto la persona va a ir subiendo intensidad de la carga, la suficiencia busca especificar cuál es la intensidad de carga inicial, al comienzo. Si la suficiencia es muy baja, se puede adaptar (mejoría). Sin embargo, si la carga al comenzar es muy alta, el paciente puede tener dolores o puede provocarse una lesión directamente.
La actividad física sirve en tanto y en cuanto la persona la esté llevando a cabo. El hecho de suspenderla provoca la pérdida de sus beneficios. Al igual que ocurre con los tratamientos farmacológicos crónicos para la presión, el colesterol o la Diabetes, el ejercicio físico debe ser considerado un “tratamiento a largo plazo”.
Con el tiempo, es mucho más probable que el paciente continúe en el tiempo con aquello que le gusta. Sus preferencias nunca deben quedar afuera de las decisiones sobre la prescripción. Obviamente, hay circunstancias que van a requerir adaptaciones o inclusive de un trabajo terapéutico previo. Es importante que la práctica que desea llevar a cabo la persona esté despejada de todo riesgo.
Asesoría en Epidemiología de OSDOP
Desafío MOVETE
Entre el 29 de septiembre y el 1ro de octubre de 2023 se llevará a cabo la Primera Marcha Aeróbica organizada por OSDOP.
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