Una caminata por el parque, ir al trabajo en bicicleta o completar una rutina de ejercicios diaria ayuda a despejar la mente. También podemos percibir que nos ayuda en la concentración, nos carga de energía y hasta colabora en que podamos vivir mejor. Con el tiempo vamos a apreciar que gracias al ejercicio físico nuestros niveles de ansiedad bajan. En definitiva, estamos mejorando nuestra calidad de vida.
Si bien lo mejor es adoptar estas rutinas de jóvenes, a partir de los 40 años el ejercicio físico es cada vez más necesaria. Mover el cuerpo, oxigenar el cerebro e incrementar las pulsaciones de manera controlada son formas de estimular nuestro sistema inmunológico, mejorar la flora bacteriana, y prevenir enfermedades.
Nos ayuda también a lidiar con situaciones complicadas, porque invita al cerebro a tomar una pausa. La distancia nos va a permitir retomar después la cuestión de manera más clara. Entre sus beneficios, la actividad física previene el envejecimiento del cerebro.
Por otro lado, al dejar el cigarrillo, el sistema respiratorio recupera su fuerza mediante el ejercicio. Por eso, las personas que practican deporte o entrenan tienen la capacidad de abandonar el hábito de fumar más fácilmente. Mantener una vida sedentaria, en cambio, provoca que la adicción se encuentre siempre latente.
Con la actividad física, nuestro cuerpo produce las endorfinas que estimulan al cerebro de una manera similar que la nicotina. La liberación de estas hormonas nos brinda la sensación de felicidad que nos ayuda a combatir la abstinencia al tabaco. A medida que vamos dejando atrás el último cigarrillo, nuestra capacidad pulmonar crece.
La hipertensión arterial es conocida como la “asesina silenciosa”. Es una de las principales causas de muerte prematura. Además, puede provocar afecciones a la salud como insuficiencia cardíaca, infartos del miocardio y derrames cerebrales, entre otras.
Mantener niveles de presión arterial baja no depende únicamente de una alimentación saludable, un buen descanso y tener los niveles de estrés controlados. Se debe acompañar también de rutina de ejercicios físicos, por lo menos moderado.
Con un promedio de 25 minutos de actividad física al día podemos reducir de manera significativa los riesgos de padecer estas enfermedades cardiovasculares.
Para saber más beneficios de la actividad física, te recomendamos leer Ejercicio en nuestro día a día.
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