Nuestra salud depende de cuatro factores que están interrelacionados entre sí: la biología, el estilo de vida, la atención médica y el medio ambiente. Este último abarca aquellos recursos externos al organismo, pero que nos resultan imprescindibles para la vida y nuestro bienestar.
El medio ambiente está compuesto por ecosistemas que, en su mayoría, son autosuficientes. Los recursos naturales, la flora y la fauna que componen cada lugar pueden subsistir llevando a cabo un desarrollo equilibrado. De esta manera, garantizan su propia supervivencia.
Sin embargo, nuestra acción como seres humanos viene provocando desequilibrios en la naturaleza y daños en el medio ambiente, algunos de los cuales resultan irreversibles. Como resultado se evidencia la desaparición de especímenes vivos y proliferan distintos tipos de enfermedades.
En este sentido, muchos de los problemas sanitarios relacionados con cuestiones ambientales son atribuibles de forma directa a nuestras acciones sobre los ecosistemas. A su vez, las desigualdades en las condiciones de vida de la población suelen acelerar estos procesos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) llama “riesgos tradicionales” a todos aquellos vinculados con la pobreza y el desarrollo insuficiente. Entre ellos, se destaca la falta de acceso al agua potable, la limpieza, tanto urbana como domiciliaria, y la contaminación del hogar por combustión de carbón o petróleo.
Por otro lado, considera “riesgos modernos” aquellos relacionados al desarrollo como la industria intensiva, la contaminación del agua y del aire y el empleo de plaguicidas, entre otros.
Todos estos riesgos tienen un impacto directo al medio ambiente que, a su vez, se traslada a nuestra propia salud. Pasando en limpio: la salud ambiental se ocupa de los riesgos y efectos que tiene el medio que habitamos en nuestra propia salud.
Los seres humanos precisamos para vivir de una gran cantidad de recursos naturales. Los alimentos que consumimos, la ropa que vestimos, las herramientas que fabricamos y los productos que utilizamos son, en algún punto, originados desde la naturaleza.
En algunos casos, su obtención está justificada por nuestra propia subsistencia. En otros, los elementos son utilizados para tener una mayor comodidad o disponer de momentos de disfrute y recreación. A estos productos, podemos llegar a consumirlos de la naturaleza de forma más directa o menos.
Es importante que los seres humanos llevemos a cabo un uso consciente y racional de los entornos con los que nos relacionamos. De esta manera, además de garantizar la sostenibilidad, podemos promover el mantenimiento de los factores bióticos y abióticos para las generaciones futuras. A largo plazo, estamos trabajando de manera colectiva en el mantenimiento, conservación y mejora de nuestro ecosistema.
Cuidar el ecosistema nos va a permitir hacer sostenible el uso de los recursos naturales, cuidar la salud del medio ambiente y evitar la desaparición de flora y fauna. Debemos cuidar el planeta en el que vivimos porque va nuestra propia vida en ello.
Fuente: Coordinación de Salud Ambiental del Ministerio de Salud de la Nación
En colaboración con el equipo de Asesoría en Epidemiología de OSDOP
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