La salud mental un estado de equilibrio con nuestro entorno social y cultural. Conseguir este bienestar va a permitirnos relacionarnos de manera intelectual y afectiva con otras personas. Además, participar de manera sana en nuestro ambiente laboral y profesional. La salud mental es clave para alcanzar una buena calidad de vida.
Una enfermedad, una situación traumática, un problema de salud mental, puede condicionarnos en la búsqueda de este bienestar. Cuando algo afecta la mente, también incide en nuestra salud y desarrollo físico. A su vez, condiciona nuestra capacidad de sociabilización, muchas veces impidiéndonos pedir ayuda.
Debemos prestar atención a cómo desarrollamos algunos aspectos de nuestro día a día. Adquirir y sostener determinados hábitos saludables va a beneficiar nuestro estado físico. También nos permitir fortalecer la mente y mantenerla sana.
Todas tenemos actividades que, sin ningún tipo de obligación, disfrutamos llevar a cabo. Encontrar espacios de recreación es fundamental para mantener nuestra mente ocupada en tareas que nos hacen sentir bien.
Pasar un momento con amigas y amigos, practicar algún deporte o ensayar alguna actividad artística, entre otros “pasatiempos”, son un gran aporte a nuestra felicidad cotidiana. Entre otros aportes, estos momentos recreativos nos ayudan a reducir la incidencia de los factores que nos generan estrés.
Es importante ser honestas con nosotras mismas. También un poco egoístas: primero debemos centrarnos en aquello que a nosotras nos resulte divertido, aunque no sea necesariamente una actividad que debamos compartir.
Nuestra mente puede seguir activa disfrutando una y mil veces esa película que solo a nosotras nos gusta. Escuchar el mismo disco, bailar repetidas veces una canción, o aquello que nos resulte placentero.
Hay personas que disfrutan de escribir, otras de leer. Hay quienes son felices estudiando sin obligación, o quienes simplemente necesitan pasear un rato o llevar a su mascota a la plaza. Nuestra mente no está en blanco, sino que está disfrutando de aquello que concentra nuestra atención.
Al igual que el resto de nuestro organismo, nuestro cerebro necesita de un buen descanso. Una rutina a la hora de acostarnos y levantarnos, durmiendo al menos 7 u 8 horas todas las noches. A eso tenemos que agregar el apagón de los dispositivos electrónicos, en lo posible unas horas antes. Esto nos va a ayudar a descansar la mente de forma rápida.
El ejercicio físico también favorece nuestra salud mental. Realizar una caminata diaria de 15 minutos o más, o hacer ejercicios con regularidad como salir a correr o nadar. La práctica de deportes puede ayudarnos a mejorar el estado de ánimo. A su vez, llevarla a cabo al aire libre, seguramente, resulte más disfrutable todavía.
Una alimentación sana, por su parte, puede bajar notablemente nuestros niveles de ansiedad. Mantener una dieta balanceada, tratando de evitar las azúcares, las harinas, la cafeína y el alcohol, va a permitirnos incorporar hábitos beneficiosos para nuestra salud mental.
Si conseguimos enfocar nuestros pensamientos hacia elementos positivos de la vida, nuestra salud mental estará fuertemente protegida. Proyectar mirando el vaso medio lleno, siempre con esperanza, felices por las cosas buenas que estamos viviendo. Las malas van continuar estando. Sin embargo, vamos a poder sobrellevarlas de mejor forma.
De igual manera, debemos evitar castigarnos a nosotras mismas. Antes de tratarnos duro, de culparnos por los errores o de cuestionarnos por las cosas que no salieron como esperábamos, hacer este ejercicio simple: preguntarnos si le hablaríamos de igual forma a nuestra madre o a nuestra hija.
Es importante mantener un diálogo bonito con nosotras mismas. Además, ser flexibles y pacientes, priorizando siempre nuestro bienestar.
Tampoco debemos descuidar el contacto con otras personas. La salud mental, al igual que la amistad o la pareja, se construye en las relaciones cotidianas. Mantener una buena comunicación con las personas de nuestra confianza ayuda a mejorar nuestro bienestar personal. Hablar, escuchar, pedir ayuda.
Todas, en algún momento, vamos a necesitar que alguien nos ayude a manejar ciertas emociones. Vamos a sentir que nos desbordan, que no vamos a lograr lidiar con todas. Si identificamos quiénes forman nuestra red de apoyo, más rápidamente vamos a poder acudir a ellas. Algunas veces nos ayudarán a encontrar soluciones, y otras nos prestarán su contención. Para nuestra mente, es muy saludable saber que no estamos solas.
Fuentes
¿Sabías que contamos con un equipo interdisciplinario de profesionales especializados en salud mental? Más información aquí.